El cine español aparece en Cannes


“El cine refleja siempre la realidad o parte de ella, y las películas españolas han sido en cada momento espejo de la situación política del país y sus costumbres. En los años treinta, se instituyó una República que equiparó en libertad a la mujer con el hombre. La Guerra Civil dividió en dos bandos también a las mujeres, y la victoria del fascismo las devolvió a ‘su sitio’: el hogar, ‘la pata quebrada y en casa’. Tras la muerte de Franco, la mujer se incorporó a la corriente de lucha por la liberación ya en marcha en el mundo; y en ello continúa”. Bajo estas premisas, Diego Galán ha elaborado el documental de montaje que lleva precisamente el título de ‘Con la pata quebrada’ y que, presentado en la sección Cannes Classics, constituye la única auténtica participación española dentro del Festival. Muy bien acogido, este largometraje de 83 minutos desea –como dice su realizador– reflejar qué imagen de la mujer española ha ofrecido nuestro cine desde la década de los 30 hasta la actualidad.

Y lo hace mediante un montaje de secuencias o escenas de 180 películas, lo que significa un exhaustivo trabajo de búsqueda y selección, con una cierta voluntad humorística y frecuentes momentos musicales. Producida por Enrique Cerezo y El Deseo, sin entrevistas y solo una voz en “off” dicha por Carlos Hipólito (lo que nos remite sin remedio a la serie “Cuéntame”), ‘Con la pata quebrada’ supone un notable esfuerzo de síntesis que, como cualquier otro de sus características, puede resultar discutible, porque todos los espectadores echarán en falta algunos fragmentos concretos. Lo que apenas sucede en su primera hora, con montajes excelente como el de “El día que nací yo” interpretado por Imperio Argentina, mientras vemos imágenes del trágico exilio por la frontera francesa. Pero que sí se echan en falta durante la parte dedicada a los últimos años, donde probablemente Diego Galán habría necesitado de más tiempo y metraje para compensar adecuadamente la lamentable imagen de la mujer resumida con anterioridad por ‘Con la pata quebrada’.

En el capítulo de coproducciones con participación minoritaria española, dos han coincidido en la sección paralela Un Certain Regard: ‘La jaula de oro’, ópera prima del burgalés pero afincado en México Diego Quemada-Díez, y ‘Wakolda’, de la argentina Lucía Puenzo, en el que ya es su tercer largometraje tras ‘XXY’ y ‘El niño pez’. La primera de ellas relata la odisea de tres adolescentes guatemaltecos en su larga travesía hasta llegar clandestinamente a Estados Unidos, atravesando las fronteras mexicanas. Además del durísimo desplazamiento físico, repleto de policías de emigración, “coyotes”, explotadores y viajes en los techos de los trenes, ‘La jaula de oro’ describe con sensibilidad la creciente amistad entre estos críos sometidos a una existencia tan cruel. Apoyado por el Programa Ibermedia, el film de Quemada-Díez se beneficiaría de un montaje más restrictivo que abreviara alguna de sus secuencias, pero ello no le impide aportar un testimonio muy válido sobre esta realidad sangrante, bien mostrada por quien se nota que ha trabajado antes al lado de Ken Loach.

Por su parte, ‘Wakolda’ se refiere a un hecho histórico, la presencia del tristemente célebre médico Josef Mengele (interpretado por un demasiado joven para el papel Àlex Brendemühl) en la localidad argentina de Bariloche, lugar de refugio de una amplia colonia nazi a la que protegió tanto el régimen de Perón como los sucesivos. La relación de Mengele con una familia de la zona y especialmente con la hija de 12 años y su madre, en las que aplica sus experimentos, centra la película, que Lucía Puenzo primero escribió en novela, con gran éxito. Quizá en ella pudo explicar con mayor detenimiento lo que en imágenes resulta algo “disparejo” –que dicen los argentinos–, consecuencia de un guion no siempre bien hilvanado en una narración que, pese a lo cual, se sigue con interés.

Finalmente, sobre la Competición Oficial, reseñemos en plan telegráfico que ‘Grigris’, del chadiano Mahamat-Saleh Haroun, es un honesto y estimable film africano; y que ‘Only God Forgives’, del sobrevalorado Nicolas Winding Refn, ha recibido el primer gran abucheo de las sesiones matinales, producto de su irritante ejercicio de estilo sobre la violencia.

Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 23 de mayo de 2013



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