Y el Oscar es para... Alain Resnais




Del pasado fin de semana, me importa mucho más el fallecimiento de Alain Resnais que la entrega de los Oscar. De Resnais quedará la apertura de nuevas vías para el relato cinematográfico, su capacidad para jugar con los tiempos, su elegante sentido de la puesta en escena. La muy reciente Berlinale presentó y premió su última película, Aimer, boire et chanter (que Lloréns calificó premonitoriamente de “testamentaria” en su crónica para Turia), y ahora, a los 91 años, se despide dejando tras de sí una obra descomunal que iniciase en 1959. Hiroshima mon amour, El año pasado en Marienbad, Muriel, La guerra ha terminado, Je t’aime, je t’aime, Providence, Mi tío de América, La vie est un roman, Smoking/No Smoking, On connaît la chanson, Vous n’avez encore rien vu…, son tantos y tantos los títulos decisivos que jalonan su trayectoria que pocos directores mundiales la igualan. En su etapa más reciente se había concentrado en las relaciones entre cine y teatro, entre la representación escénica y fílmica, también porque su avanzada edad le aconsejaba rodajes más tranquilos, con su equipo habitual de actores y en pocos escenarios. Alain Resnais fue un maestro y así debe recordársele.

Por el contrario, ¿qué quedará de la madrugada del domingo en Los Angeles? ¿Las películas premiadas permanecerán en la memoria con parecida intensidad a las del autor francés? Cabe dudarlo, porque los Oscar de este año parecen antes que nada una quiebra de virginidad: la primera vez que un film de un realizador negro, 12 años de esclavitud, gana el premio máximo; la primera vez que un cineasta latinoamericano, Alfonso Cuarón, logra la estatuilla al Mejor Director con Gravity, realzada por otros seis galardones, pero sin la habitual conexión entre esta recompensa y la de Mejor Película, también rota el pasado año; la primera vez que una actriz originaria de Australia, Cate Blanchett, obtiene con Blue Jasmine el premio principal de su categoría (Nicole Kidman lo ganó por Las horas, pero había nacido en Hawai); la primera vez que una pareja en la vida real, Lupita Nyong’o y Jared Leto, consiguen al tiempo los Oscar a las Mejores Interpretaciones de Reparto…

Cuestiones estadísticas que harán las delicias de los numerosos “frikis” que se pasan todo el año pensando en los Oscar, como si fueran otra cosa que unos premios que la industria del cine norteamericano se concede a sí misma para promocionar mundialmente sus productos (ya lo comentaba Diego Galán en nuestro número anterior), dejando algunas resquicios para ciertos títulos como La Grande Bellezza, considerada como Mejor Película de Habla no Inglesa. Estrechos resquicios entre los que no pudo introducirse Esteban Crespo con su excelente Aquel no era yo.


Ah! Alain Resnais sí ganó un Oscar, pero en 1950 y por un cortometraje, Van Gogh.

(Publicado en "Turia" de Valencia, marzo de 2014).

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