Bajo la todopoderosa familia Du Pont


Salvo las locales, pocas “estrellas” luce este año el Festival de Cannes. La escasa presencia del cine norteamericano en la Sección Oficial –con solo dos películas– provoca seguramente esta carencia, en un certamen demasiado obsesionado con la alfombra roja, el “glamour” y las lujosas imágenes para los programas televisivos y la Prensa del corazón. La ausencia de títulos que parecían confirmados, como los últimos de Clint Eastwood, Terrence Malick y Paul Thomas Anderson, ha determinado una participación USA de bajo tono “mediático”, con el film de animación ‘Cómo entrenar a tu dragón 2’ como máximo reclamo espectacular… Tras un fin de semana agobiante de gente por los cuatro costados, al que ha sucedido una jornada tormentosa de viento y lluvia, Cannes enfila la segunda parte de su programación después de una primera que no ha sido, en su conjunto, para tirar cohetes.

"Foxcatcher", de Bennett Miller

Pero ese, por una vez, peso ligero de la producción estadounidense sí ha cobijado una buena sorpresa: la causada por ‘Foxcatcher’, de Bennett Miller, de quien conocíamos su notable biografía de Truman Capote que llevaba por título el apellido del propio escritor. Si hablo de sorpresa, es porque leída sobre el papel la trama del film no resultaba demasiado estimulante, al centrarse en la historia real de un medallista olímpico de lucha libre y su rico mecenas. Pero la relación que entre ambos se establece está llena de sentido, con una descripción verdaderamente significativa del comportamiento del magnate John du Pont respecto a su protegido. Nos hallamos en las cercanías de los Juegos de Seúl de 1988 y este heredero de una de las más poderosos familias norteamericanas (interpretado a la perfección por Steve Carell) está empeñado en que su país consiga la Medalla de Oro en lucha libre, tanto por sus frustraciones personales como por patriotismo desenfrenado.

Al hilo de ‘Foxcatcher’, cabe recordar que los Du Pont basaban su fortuna original en la fabricación de productos químicos y farmaceúticos, pero donde ganaron millones y millones de dólares fue en la industria armamentística. Y que se ha constatado que las famosas producciones de Samuel Bronston en España eran, en definitiva, una tapadera para sacar de España los beneficios que lograba la empresa y que no se sujetaban a la normativa legal imperante durante el franquismo… El cine sirve para muy diferentes cosas, también para este tipo de manejos fiscales; o para mostrar en la pantalla un juego de poder económico y psicológico sobre un pobre deportista abducido por su patrocinador. Una buena película la de Bennett Miller.

Julianne Moore, en 'Maps to the Stars', de David Cronenberg

Mucho más ambiciosa, pero no por ello más reveladora, es ‘Maps to the Stars’, del siempre inquietante David Cronenberg, uno de los títulos más esperados de la Competición pero que no ha respondido a tal expectativa. Su prometida denuncia del mundo “secreto” de Hollywood a través de diversas historias paralelas pero cuyos turbios personajes acaban confluyendo dramáticamente, resulta menos revulsiva de lo que parece, trufada de incestos, fuegos destructivos o purificadores y “estrellas” en declive o que venden hasta a su madre o a su hijo por serlo. En el tan personal cine de Cronenberg siempre se encuentran propuestas y situaciones perturbadoras, como se da una vez más en ‘Maps to the Stars’, pero ello no basta para quien ha logrado obras de la maestría de ‘Inseparables’, ‘Spider’ o ‘Una historia de violencia’.

Como dice un amigo, no es Cronenberg un tipo con quien te apetezca irte a tomar tranquilamente una copa… Por lo que a mí respecta, me afecta en mucha mayor medida la violencia de género que sufre la protagonista y su hijo en ‘Refugiado’, del argentino Diego Lerman, seleccionada por la Quincena de Realizadores, que las intimidades hollywoodienses que ‘Maps to the Stars’ pone en solfa.

(Publicado en "El Norte de Castilla" de Valladolid, 20 de mayo de 2014).




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