Sin claro favorito para la Palma de Oro


Al contrario de lo sucedido en las tres ediciones anteriores, en las que ‘El árbol de la vida’, ‘Amor’ y ‘La vida de Adèle’ figuraban en todas las quinielas, este año no hay un claro favorito para la Palma de Oro de Cannes. Hay, eso sí, un grupo de películas destacadas, entre las que saldrá probablemente el premio máximo. Para la crítica internacional, en su baremo están por encima de tres puntos sobre cinco ‘Mr. Turner’, de Mike Leigh; ‘Sueño de invierno’, de Nuri Bilge Ceylan, y ‘Deux jours, une nuit’, de los hermanos Dardenne. Los títulos se repiten en las votaciones de los críticos franceses, pero con una clara distancia a favor del film belga y el añadido de ‘Mommy’, de Xavier Dolan. Quedan también algunos espacios en el palmarés para “sleepers” como ‘Tombuctú’, ‘Foxcatcher’, ‘Aguas tranquilas’, ‘Relatos salvajes’ o la rusa ‘Leviathan’ (de la que hablaré más adelante), pero difícilmente para el galardón más alto. Aunque ya se sabe que todos los Jurados son impredecibles, y el que preside este año Jane Campion seguro que no lo va a ser menos. Si me preguntan por mi preferencia, me inclino por ‘Deux jours, une nuit’, aunque será difícil que los Dardenne se lleven ¡por tercera vez! la Palma de Oro, lo que no ha sucedido nunca antes en el Festival de Cannes.

"Leviathan", de Andrei Zvyagintsev

Dos films de muy distinto calado han cerrado la Competición Oficial, que ha estado compuesta por dieciocho títulos: el ya citado ‘Leviathan’ y ‘Sils Maria’, de Olivier Assayas. En el primer caso, se trata de una peculiar adaptación del mito bíblico de Job a la actual vida rusa, y concretamente a un conflicto de desahucio abusivo mezclado con una historia de adulterio y una corrupción casi tan generalizada como la ingesta masiva de vodka por parte de sus personajes. El director, de nombre impronunciable, Andrei Zvyagintsev (que ya contaba con títulos de la valía de ‘El regreso’ y ‘Elena’) ha armado con todo ello un relato potente a lo largo de casi dos horas y media, con un dramatismo focalizado en Nikolai, una figura contemporánea del santo Job, sobre la que recaen todas las desgracias, que son muchas y muy variadas en la Rusia de hoy.

Después de su excelente serie televisiva sobre el terrorista Carlos y un acertado reflejo de la juventud “postmayo del 68” en ‘Après Mai’, se esperaba de Olivier Assayas algo de similar calidad en ‘Sils Maria’, un lugar situado en los Alpes suizos. Pues no, estamos ante una retórica y casi pedante película, situada por voluntad propia “entre ‘Eva al desnudo’, Bergman y los paisajes de “La montaña mágica”, de Thomas Mann” para dar origen a lo que, con acento peyorativo, se suele tildar de “muy literario” y “típicamente francés”. Diálogos enfáticos sobre, una vez más, las relaciones entre la realidad y la ficción, la vida y la obra, se dan cita en un film hecho a la mayor gloria de la gran Juliette Binoche, en una de sus interpretaciones menos acertadas. Contiene, además, ‘Sils Maria’ un error inaceptable en cualquier guion que se precie: la desaparición de la trama, porque sí, de un personaje que hasta entonces había sido fundamental en su relación como agente y asistente personal de la actriz protagonista.

Una última parte, pero no por ello menos importante, de esta crónica debe dedicarse con justicia al género documental, al que Cannes ha dedicado este año una especial atención. Y retengan dos títulos que ojalá puedan ver ustedes en la sección Tiempo de Historia de la Semana de Valladolid: ‘National Gallery’, del maestro norteamericano Frederick Wiseman, ofrecido por la Quincena de Realizadores, un apasionante recorrido por el museo de Londres del mismo nombre; y ‘Maidan’, presentado fuera de concurso, donde el ucraniano Sergei Loznitsa nos muestra con arriesgada cercanía y excepcional precisión fotográfica los hechos acaecidos en la famosa plaza de Kiev. También ‘Le Sel de la Terre’ ofrecía la insólita posibilidad de contemplar en una gran pantalla las impresionantes fotos de Sebastiâo Salgado, pero habría sido muy deseable que Wim Wenders y el propio hijo del artista, Juliano Ribeiro Salgado, se hubieran esforzado un poco más en desentrañar en su documental los métodos de trabajo y creativos del fotógrafo brasileño. Como ven, Cannes es más que la lucha por la Palma de Oro y la subida por la alfombra roja.


(Publicado en "El Norte de Castilla" de Valladolid, 24 de mayo de 2014). 

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