Un Atom Egoyan en clave menor


No pasa Atom Egoyan por su mejor momento en relación con la crítica, que le tuvo en tiempos como uno de sus cineastas favoritos. Ese desapego se vio claramente el pasado año con ‘Devil’s Knot’ en Toronto y San Sebastián; va a volver a suceder con ‘Captives’, que acaba de presentar en la Sección Oficial de Cannes. La gélida, e incluso hostil, acogida que ha encontrado la película en el pase de Prensa resulta una señal inequívoca de por dónde van a ir los tiros. Me temo que esa “desconexión con el cine que predomina en el mundo”, que me comentaba un crítico norteamericano, va a prevalecer a raíz de su último título.

"Captives", de Atom Egoyan

Y, sin embargo, pese a sus debilidades y a algunas opciones equivocadas (como la excesiva música de Mychael Danna), en ‘Captives’ encontramos diversas características muy propias de Egoyan, y especialmente desde la que quizá sea su obra maestra, ‘El dulce porvenir’, que fue Espiga de Oro en la Semana de Valladolid: su preocupación por la infancia, su manera de reflejar la pérdida y la ausencia, su interés por los desequilibrios familiares o su forma de mezclar diferentes tiempos, en este caso con ochos años de distancia. Son los que tarda en reabrirse el caso de la desaparición de una niña, Cassandra, raptada del coche de su padre mientras este compraba una tarta en una pastelería de unas cataratas del Niágara rodeadas por la nieve. El desgarro que el hecho produce entre sus padres, la búsqueda incesante de él y el confinamiento que sufre la pequeña, ya adulta, va componiendo –en esos dos tramos citados– la trama de una película que no quedará en la zona más alta de la filmografía de Egoyan.

"Lejos de mi padre", de Keren Yedada

También de una niña ya adulta habla la muy valiosa película israelí ‘Lejos de mi padre’, de la realizadora Keren Yedada, cuya historia, en función de su brevedad y su capacidad de síntesis, les resumo con su sinopsis: “Moshe y Tami son pareja. Moshe tiene cincuenta años, Tami apenas ha entrado en la veintena. Viven una relación cruel y violenta, de la que Tami parece no poderse liberar. Moshe y Tami son padre e hija”. Un duro relato de incesto observado desde la terrible existencia de la hija, que une al amor que siente por su padre las consecuencias de una insoportable carga traumática, sufriendo de bulimia y de provocarse autolesiones, con cortes en un brazo que hacen rememorar ‘La herida’. Austera, concreta, con el escenario de la casa familiar como centro de buena parte de su metraje, ‘Lejos de mi padre’ (que llevará internacionalmente el título de ‘That Lovely Girl’) merece una consideración especial.

Está incluido el film israelí en la sección paralela Un Certain Regard, que se inaguraba con la franco alemana ‘Party Girl’, “opera prima” de sus tres realizadores y que narra con estilo semidocumental y desigual acierto la vida de una cabaretera de sesenta años a la que se le presenta la oportunidad de casarse con un admirador que la ha conocido en el club donde trabaja. Mayor interés posee ‘La chambre bleue’, donde el actor y director Mathieu Amalric se basa en un relato de Simenon para narrarnos el caso criminal de unos amantes acusados de asesinar a sus respectivas parejas. A base de los interrogatorios del juez y del posterior juicio, Amalric intenta entroncar con un cierto cine clásico francés de los años treinta y cuarenta, como demuestra su elección del formato casi cuadrado del 1:1.33 para sus imágenes, siempre presididas por ese estricto clasicismo formal.

Al igual que Un Certain Regard, y curiosamente el mismo día y a la misma hora (lo que resultaría imperdonable en otros Festivales que no fueran Cannes), se han puesto ya en marcha otras habituales secciones paralelas como la Semana de la Crítica y la Quincena de Realizadores. Concretamente, en la inauguración de esta irrumpieron sobre el escenario un grupo de trabajadores discontinuos del espectáculo que están luchando por un nuevo convenio, arrebataron el micrófono al director de la muestra y leyeron un amplio manifiesto, acompañado por carteles reivindicativos, pero todo muy civilizado. Ayer, 15 de mayo, era día de numerosas huelgas en Francia y, por mucho que lo intenten, Cannes no se puede aislar del mundo.

(Publicado en "El Norte de Castilla" de Valladolid, 17 de mayo de 2014).


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