Un fallido duelo de "estrellas"


Julia Roberts y George Clooney, en el 69 Festival de Cannes

Dentro de su propuesta de “Festival All Stars”, los organizadores de Cannes han puesto especial énfasis en que es la primera vez que Julia Roberts viene a él. Y acompañada por otra celebridad como George Clooney en ‘Money Monster’, que ha realizado –en su cuarto largometraje– la también actriz Jodie Foster. Aquella adolescente que se revelara en ‘Alicia ya no vive aquí’ y ‘Taxi Driver’ y consiguiese fama mundial con ‘El silencio de los corderos’, prefiere ahora situarse tras la cámara para dirigirlos a ambos. Lo ha hecho a petición de Clooney, coproductor ejecutivo de la película, que el certamen presenta fuera de concurso con la sospecha de solo la ha seleccionado para que él y Julia Roberts hagan el paseíllo por la alfombra roja del Palacio.

No hay otra motivación, porque ‘Money Monster’ es un film mediocre, donde ni siquiera se hace realidad ese duelo interpretativo prometido: solo en dos breves escenas, al principio y al final, el actor y la actriz están juntos, todo lo demás lo interpretan por separado. Clooney como el famoso presentador de un “show” televisivo dedicado a la economía; Roberts, como la realizadora de dicho programa. Cuyo transcurso se ve interrumpido cuando un joven armado le secuestra en el propio plató para denunciar la situación de unos inversores que se han visto estafados por un producto financiero que el personaje de Clooney, Lee Gates, había recomendado.

Este tema de los desfalcos a los ciudadanos, tan frecuentes en los últimos años, lo suma ‘Money Monster’ al de la impunidad con la que actúan los potentados, la presencia e influencia de la televisión dentro de la sociedad, el descontrol de los mercados e incluso unas ciertas gotas de humor. Dicho así, parece muy interesante; vista la película, mucho menos. Jodie Foster no tiene el pulso ni la energía que requiere un pretendido “thriller” de nuestro tiempo, ni sus intérpretes contarán este film entre sus mejores trabajos.

"Sieranevada", de Cristi Puiu

Tampoco ha venido ‘Money Monster’ a mejorar una primera jornada de competición bastante poco atractiva. Ni ‘Sieranevada’, del rumano Cristi Puiu, ni ‘Rester vertical’ del francés Alain Guiraudie, han despertado precisamente el entusiasmo general. Pertenece la primera a ese “género familiar” que ya tiene características específicas y que parece que vamos a ver este año en Cannes bastante a menudo. Ya se sabe: familia que se reúne con un determinado motivo (en este caso, para celebrar una comida que recuerde al padre recientemente fallecido) y que acaba descubriendo todos sus secretos y frustraciones individuales. Puiu, que se dio a conocer internacionalmente con ‘La muerte del señor Lazarescu’, premiada en la sección Un Certain Regard de 2005, narra ese encuentro familiar a base de larguísimos planos-secuencia en casi un único decorado, el piso donde sigue viviendo la viuda. Y lo cuenta durante casi tres horas, en una narración que está pidiendo a gritos un remontaje exigente y donde solo destaca un excelente grupo de actrices y actores, que me recuerda mucho a la manera en que el autor y director teatral argentino Claudio Tolcachir los armoniza en obras como ‘La omisión de la familia Coleman’.

Si el film rumano se llama ‘Sieranevada’ porque sí, porque le ha gustado a Cristi Puiu la denominación geográfica Sierra Nevada, aunque poniéndola junta y con una sola r, no menos gratuitas son bastantes de las “invenciones” de Alain Guiraudie en ‘Rester vertical’. Un director que hace tres años armó en Cannes bastante escándalo con ‘El desconocido del lago’ y sus explícitas escenas de carácter homosexual. En esta ocasión, no está nada mal que un anciano se suicide tras beber un compuesto médico y siendo sodomizado por su vecino hasta exhalar el último suspiro… Tampoco en secuencias heterosexuales Guiraudie se anda con rodeos, pero lo que de verdad fastidia en esta historia de hombre que, en un ambiente campesino, busca ante todo proteger y guardar a su bebé, son los giros que retuercen su trama sin la suficiente motivación y un cierto tufillo de jugar siempre a lo “epatante”.

(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 13 de mayo de 2016).







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