Las secciones paralelas de Cannes


Ya dije, en la primera de mis crónicas sobre el Festival, que Cannes era como un Espíritu Santo multiplicado: uno en esencia, pero muchos en persona. El problema nace de que, al igual que en la mayoría de los certámenes actuales, resulta imposible abarcarlo no ya todo, sino una proporción satisfactoria de cuanto uno querría ver. Si a los 21 largometrajes en competición, sumamos los 6 fuera de concurso, los 8 de sesiones especiales, los 3 de pases de medianoche y los 18 de la sección paralela Un Certain Regard (englobado todo ello bajo la etiqueta de Selección Oficial), se entenderá fácilmente que quede poco tiempo para los también 18 de la Quincena de Realizadores y los 7 de la Semana de la Crítica. Y ya no hablo de otros apartados como Cannes Classics, CinéFondation, Cinéma de la Plage o las diversas muestras de cortometrajes. Un monstruo, una verdadera locura.

"Divines", de Houda Benyamina, Cámara de Oro

Pero sí merece la pena dejar constancia de algunos títulos que, por un motivo u otro, han llamado especialmente la atención dentro de esas secciones paralelas. Por ejemplo, en una Quincena de Realizadores cuyo nivel de programación ha sido denostado por sus habituales, dos películas al menos merecen reseñarse: Fai bei sogni, un muy valioso trabajo del “clásico” Marco Bellocchio sobre el trauma no resuelto de un periodista que perdió a su madre en circunstancias extrañas cuando solo contaba 9 años, film que merecía de sobra haber estado en la Competición Oficial; y Neruda, donde Pablo Larraín entra en la vida del gran poeta chileno durante la persecución política que sufrió en 1948, narrándola desde la perspectiva del policía (imaginario) que le siguió los pasos, con un enfoque original y nada hagiográfico. A esta sección pertenecía Divines, de Houda Benyamina, que obtuvo la Cámara de Oro a la mejor “opera prima” de todo el Festival.

"El día más feliz en la vida de Olli Mäki", de Juho Kousmanen, Premio Un Certain Regard


Aparte de la Semana de la Crítica, con su galardón para Mimosas, de Oliver Laxe, Un Certain Regard mantuvo una calidad media, sin grandes sorpresas pero tampoco decepciones absolutas, aunque Hirokazu Kore-eda no llegase en Después de la tempestad al tan excelente nivel que había mostrado en sus precedentes Nuestra hermana pequeña y De tal padre, tal hijo. Por encima de otros títulos destacados como el film de animación La tortue rouge (Premio Especial), la egipcia Clash o la francesa La danseuse, venció en este apartado la solo simpática en su pequeñez El día más feliz en la vida de Olli Mäki, del finlandés Juho Kuosmanen, mientras la crítica internacional se inclinaba por la rumana Perros, de Bogdan Mirica, cuya tensión creciente se contradice con su monotonía narrativa. Pero el mayor éxito de público de Un Certain Regard vino de la mano de Captain Fantastic, de Matt Ross (Premio a la Mejor Dirección) y con Viggo Mortensen de gran protagonista, película con un atractivo indudable cara a la taquilla. Nos vemos en Cannes 2017.

(Publicado en "Turia" de Valencia, mayo de 2016).

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