Notas sobre San Sebastián


Dos han sido las constantes temáticas más repetidas en el 64 Festival de San Sebastián: la violencia, en sus diversos aspectos, y los conflictos de los adolescentes, características que aparecían unidas en títulos procedentes de ámbitos muy distintos como la francesa Nocturama, la chilena Jesús o la polaca Playground. Con mención especial para esta última, “opera prima” de Bartosz M. Kowalski, sin duda la película más revulsiva y polémica de la Sección Oficial, cuyo largo y durísimo penúltimo plano no fue soportado por un sector del público –que abandonó a la carrera el Kursaal 1, principal sala del certamen– y que tampoco encontró hueco en el Palmarés del Jurado presidido por el realizador Bille August.

 "Yo no soy Madame Bovary", de Xiaogang Feng, Concha de Oro 

Palmarés que se inclinó por la china Yo no soy Madame Bovary, cuya máxima originalidad es que la pantalla se reduce en buena parte de su relato a un círculo central, el llamado “ojo de buey”, y que contiene un cierto sentido crítico sobre la burocracia que parece que no ha gustado demasiado a la fortísima censura de su país. Está protagonizada por Fan Bingbing, a la que el Jurado también otorgó el Premio a la Mejor Actriz, una verdadera “diva” nacional, rodeada en San Sebastián por una corte de guardaespaldas y que trajo en jaque a la organización con sus continuos cambios de atuendo y maquillaje. Realmente, el único galardón que estaba “cantado” entre los asistentes fue el de Mejor Actor para Eduard Fernández por El hombre de las mil caras, con un soberbio trabajo de caracterización (en el sentido profundo de la palabra) sobre un personaje tan lamentable como Francisco Paesa.

Dados los límites en que se mueve la Competición Oficial de San Sebastián, lo más inteligente que puede hacer el espectador es no reducirse a ella, sino ir “espigando” entre lo más atractivo de la programación paralela, en otras secciones como Perlas, Zabaltegi, Horizontes Latinos, Nuevos Director@s o en sesiones fuera de concurso. Podían encontrarse en ellas films tan valiosos como A Quiet Passion, de Terence Davies; Frantz, de François Ozon; La región salvaje, de Amat Escalante; Snowden, de Oliver Stone; L’Avenir, de Mia Hansen-Love; Nuestra historia de amor, de Lee Hyun-ju, o el estupendo Manda Huevos, de Diego Galán, al que dedicaremos nuestro próximo Tema de Lara. Además de películas ya suficientemente reconocidas en Cannes, tipo I, Daniel Blake, de Ken Loach (Premio del Público); Elle, de Paul Verhoeven; Toni Erdmann, de Maren Ade, o Neruda, de Pablo Larraín. Apúntense estos títulos en sus agendas, porque van a destacar en la presente temporada.

Fachada del Kursaal en la edición de 2016


Otro decisivo foco de atención era la retrospectiva completa dedicada al gran cineasta francés Jacques Becker. Quienes vivimos en Madrid la recuperaremos en Filmoteca Española; espero que los valencianos, en la de la Generalitat. El tiempo no daba para más en la siempre bella San Sebastián.

(Publicado en "Turia" de Valencia, septiembre de 2016).

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