¡Qué país, Miquelarena!


Esta famosa frase que al escritor y periodista Jacinto Miquelarena le dijo su colega Mourlane Michelena me vino a la cabeza en cuanto terminé de ver Manda huevos, el espléndido documental de montaje que ha realizado Diego Galán sobre la imagen del varón español que ha dado nuestro cine. Una imagen tremenda, impresionante, y que completa la que de la mujer había ofrecido el propio Galán en Con la pata quebrada. Un díptico que quedará como todo un reflejo sociológico de este país, de la realidad cotidiana de una población sometida a la presión política, religiosa y moral hasta límites inconcebibles. Como ya dije en otra ocasión, “demasiado bien hemos salido” para soportar y vencer –hasta donde ha sido posible– estos niveles de represión y de zafiedad, de consignas, falsas ideas y autoritarismo.


Señala Galán que su Manda huevos no es una película para reírse, aunque el espectador lo hace muy a menudo, sino que es “realmente trágica”. Y tiene razón porque nos pone ante el espejo de una sociedad que no puede ser más dramática a fuer de ser ridícula. Desde el paradigma oficial franquista del “hombre mitad monje, mitad soldado”, hasta los machos celtibéricos que persiguen turistas suecas por Benidorm o Marbella, se plasma en el film un arco de comportamientos que, afortunadamente, vemos hoy desde una cómoda y divertida distancia. Pero el “huevo de la serpiente” está ahí, metido muy dentro, y para generaciones y generaciones de españoles no ha resultado nada fácil desprenderse de él. Si una virtud tiene Manda huevos, incluso por encima de Con la pata quebrada, es la de ampliar su radio de acción desde una síntesis de actitudes masculinas a la de la trayectoria de un país a través de sus diversas etapas contemporáneas. En el cine nada es casual, ni deja de responder a algo. El mérito de Galán es, con sentido del humor y de la ironía, hablarnos muy claramente de lo que, al menos de momento, se llama España.

Párrafo aparte merece el trabajo puramente cinematográfico del que nace Manda huevos gracias a una viva y afinada labor de montaje sobre un ingente material de películas, una sólida estructura que consigue ordenar adecuadamente ese enorme material, seleccionado con notorio acierto sobre películas muchas veces desconocidas o casi perdidas, y apoyándose, además, en la inteligente locución de Carmen Machi. En definitiva, todo lo que se le debe pedir a un excelente documental de montaje como el de Diego Galán, donde las canciones también ocupan un lugar preeminente.

Diego Galán y Carmen Machi, durante la presentación de "Manda huevos" en San Sebastián

Tras su paso como Proyección Especial de la Sección Oficial de San Sebastián, Manda huevos se ha estrenado solamente en Madrid, pero sin duda llegará a muchas otras ciudades, entre ellas Valencia, ya sea a través del circuito comercial o del cultural. No se la pierdan cuando así sea.

(Publicado en "Turia" de Valencia, octubre de 2016).

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