Para comenzar su 70 edición, que desea conmemorar con la
imagen en su cartel de una vitalista Claudia Cardinale y numerosas fiestas y
homenajes, Cannes ha elegido una película relacionada con el cine, Les fantômes d’ Ismaël, de Arnaud
Desplechin. O, más concretamente, sobre el conflicto interior de un cineasta
que ve cómo su mujer reaparece tras veintiún años sin noticias de ella, en
medio de la elaboración de su próximo trabajo. Inauguración débil, acogida
gélidamente por la Prensa, ya que el cineasta francés solo consigue interesar
en la primera parte de su narración. Tampoco resultaba muy estimulante el debut
en la realización de Vanessa Redgrave, con un documental, Sea Sorrow, plagado de
buenas intenciones pero cuya única novedad es mezclar textos de Shakespeare con
el que parece que va a ser gran tema del certamen, el del actual éxodo de refugiados.
Cartel conmemorativo de los 70 años del Festival de Cannes
Siempre se ha dicho que Cannes cuida especialmente su
“cuadra” de cineastas; es decir, de aquellos que se han significado
especialmente en el certamen y están adheridos a su nombre. Buena prueba de
ello es la competición de este año, con diecinueve títulos, entre los que la
inmensa mayoría pertenece a realizadores habituales por estos lares. Un doble
ganador de la Palma de Oro como Michael Haneke presenta su muy esperada Happy End, mientras otros seis
compañeros ya han sido premiados aquí, o bien por sus películas o por sus
intérpretes: Fatih Akin (Aus dem Nichts),
Todd Haynes (Wonderstruck), Michel
Hazanavicius (Le redoutable), Naomi
Kawase (Hikari), Yorgos Lanthimos (The Killing of a Sacred Deer) y Andrei
Zvyagintsev (Nelyubov). Además,
varios otros cineastas como Sofia Coppola, el citado Desplechin o François Ozon
han figurado también numerosas veces en una Sección Oficial que privilegia al
cine europeo con doce films, por encima del estadounidense, con cuatro, y del
asiático, con tres. En total, hay solo seis caras nuevas, casi siempre
procedentes de las secciones paralelas del certamen; y únicamente tres mujeres
detrás de la cámara concurren a concurso.
Hasta cierto punto, esa insistencia en determinados cineastas
es normal. Un Festival que ha llegado a su séptima década, siendo además y
desde hace mucho tiempo el más importante del mundo, resulta lógico que haya
contado con una inmensa pléyade de nombres de primera fila a lo que acude
regularmente cuando cuentan con obra nueva. Casi todos los certámenes cuidan a
unos determinados autores, porque forman parte de la propia identidad de la
manifestación. Aunque un poco de renovación no le vendría mal a Cannes,
alejando la idea de que, hagan lo que hagan, hay nombres que siempre figurarán
en su catálogo.
Especialmente, si cuentan con producción o coproducción
francesa, lo que parece un pasaporte imprescindible para cruzar la frontera de
La Croisette. Lo que, a imitación de la Sección Oficial, viene a repetirse en
las paralelas Un Certain Regard, Quincena de Realizadores y Semana de la
Crítica. Para que no haya dudas del profundo chovinismo francés en materia
cinematográfica, todas ellas están inauguradas en la presente edición por films
galos. Y todavía eso va a ser más intenso en el futuro: según ha anunciado el
certamen, para concurrir a él hará falta desde el próximo año contar con un
distribuidor del país vecino. ¿Motivo? Luchar contra la política de Netflix de
no estrenar en salas, sino directamente en su plataforma, caso este año de The Meyerowitz Stories, de Noah
Baumbach, y Okja, de Bong Joon-Ho.
Y una tercera característica típica de Cannes es su sempiterno
desdén hacia el cine español. Casi sobra decirlo por lo que tiene de
repetitivo, pero cuesta pensar que sus diversos comités de selección no hayan
encontrado entre la producción de nuestro país más que un cortometraje (Los desheredados, de Laura Ferrés) para
la Semana de la Crítica y un largometraje en coproducción (La cordillera, del argentino Santiago Mitre) para Un Certain
Regard, elegido muy a última hora. Por cierto, Cannes ha puesto de moda añadir en
los momentos finales películas para todos sus apartados, decisiones fuera de
tiempo que antes eran consideradas propias de Festivales mal organizados…
El Jurado Internacional, presidido por Pedro Almodóvar
Tendremos que “consolarnos” entonces con la presidencia de
Pedro Almodóvar en el Jurado Internacional, al frente de figuras tan destacadas
como Jessica Chastain, Paolo Sorrentino, Maren Ade, Agnès Jaoui o Fan Bingbing,
la máxima estrella del cine chino y que el pasado año obtuvo en San Sebastián
el Premio a la Mejor Actriz por Yo no
soy Madame Bovary. Una vez más, por si hiciera falta, se comprueba que para
Cannes el cine español comienza y acaba en Almodóvar.
(Publicado en "Turia" de Valencia, mayo de 2017).
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